lunes, 25 de julio de 2011

Tras las rejas

Dedicado a mis compañeros de la prision Facundo, Bernardo, Gaston, Federico, Nacho, Felipe y Emiliano.


Para saber como nosotros 8 pibes de bien terminamos tras las rejas basta con leer las siguientes líneas.
El ómnibus (si es que a aquel pedazo de lata agonizante se le podía llamar ómnibus) nos llevaba por la ruta despacio. Todos íbamos cabizbajos, pensando en el destino al que nos acercábamos.
Llegamos, nada más y nada menos que al concard, el lugar más gris de todo el gris Uruguay. Aquel enorme edificio transpiraba sufrimiento a la vista de nuestros jóvenes límpido y vírgenes ojos.

Nos hicieron entrar uno a uno a lo que luego descubriríamos era la sala más aceptable de aquel monstruo de cemento. Una habitación bien decoraba pero con las paredes despintadas, con una gran puerta de entrada, varias puertas secundarias que conducían a diferentes cuartos y un gran pasillo que llevaba a las entrañas de la prisión. Los policías nos hicieron pasar primero a uno de esos cuartos en el que cada uno deposito sus pertenencias.

Facundo una caja de condones, Gastón una armónica, Nacho un llavero con forma de guitarra, Federico un boleto, Emiliano su gorro, Felipe un canguro, Bernardo su celular y yo mi billetera.

Luego en otro cuarto nos despojaron de toda nuestra ropa y nos dieron unos mamelucos de esos que se paran solos por la mugre.

“Estos serán sus abrigos en las noches de frío, su baño, su pañuelo de mocos, su propio preservativo, su sudadera” Dijo un policía sonriendo.

Después de eso volvimos a la habitación principal, que hermosa habitación. Tenía unos sillones alrededor de una mesa ratona en los que nos sentamos a esperar que nos llevasen con el resto de nuestros compañeros reclusos hacia nuestra perdición.

Todos cabizbajos nuevamente. Felipe lloraba con la cabeza entre las manos, yo escribía una carta. Gastón estaba estupefacto mirando una cucaracha muerta sobre la mesa (de esos bichos que se mueren pero igual siguen moviendo una o dos gambas). Nacho discutía a gritos con Facundo, al parecer el culpable de aquella deplorable situación, al habérsele ocurrido robarle a una cheta en rivera y Arozena, luego todos marchamos como cómplices de rapiña. Bernardo miraba la nada hecho piedra en un sillón. Los únicos que estaban contentos eran Federico y Emiliano.

Federico había encontrado una guitarra electroacústica de doce cuerdas y tocaba en ella Hochie Conchie Man. Emiliano en cambio había encontrado una pelota y la dominaba en el medio de la habitación incansablemente. Dichos objetos estaban en una de las tantas habitaciones, una con muchos juegos de caja una biblioteca computadoras y de mas.

- Nos van a sentar, todos los chorros - Dije

- Se, vamo a ser las minas de la cárcel - Gastón

- Jaja - Fede

- Bo facu, tenes que decir que fue idea tuya - Nacho

- Ahora ya es tarde – Yo

- Vamo a tar como 5 años acá adentro – Gastón

- Capaz menos por buena conducta – Yo

- Yo no voy a decir nada que la chupen – Facundo

- Nosotros la vamo a chupar, a todos los chorros – Yo

- Duro como pija de preso – Federico

- 5 años acá adentro entregando – Gastón

En eso entro Juan de traje.

- ¿Cómo andas Juan? – Facundo

- Y si algun día salen va a ser a laburar, ahora le tan sacando plata al estado cuando salgan es a producir; tenes que confesar facundo – Juan

- Nos van a sentar, todos los chorros

- Deja de tocar esa canción de mierda – Felipe

- Tranquilo Bo, hay que verle el lado bueno – Federico

- Vos se lo ves porque te gustan los hombres – Nacho

- Llegue a 60, nunca había llegado a 60 – Emiliano

- No te preocupes que acá adentro vas a romper varios récords – Gastón

Nos levantamos por orden de los policías, todos lagrimeando nos encaminamos por el pasillo. A medida que veíamos los rostros sedientos de carne fresca de los reclusos, mis ojos se habrían hasta despertar del todo. Hacia exactamente 5 años que no me sentía tan contento de estar despierto.






Asi sucedio en mi sueño, no me responsabilizo de los delirios que puedan llegar a encontrarse, o de las cosas que no tengan sentido, no estaba conciente cuando imagine toda esta situacion.